LIBRO: Cuerpo y cultura, Las músicas ‘mulatas’ y la subversión del baile

Fragmentos del Prefacio de Quintero Rivera, Ángel G.
Cuerpo y cultura, Las músicas ‘mulatas’ y la subversión del baile (Frankfurt – Madrid, Iberoamericana, 2009) 394 pgs.

Este libro se propone examinar la historicidad de los significados socio-culturales del baile en la América “mulata”, especialmente en el Caribe…
Uno de los pilares de la ideología que la llamada “modernidad occidental” ha querido imponer (especialmente desde el siglo XVII) en su expansión colonial, se basa en una radical separación entre mente y cuerpo, donde se concibe la razón como lo humano mientras se “expulsa al cuerpo del ámbito del espíritu”, según citamos de Aníbal Quijano… Esta separación se monta, a su vez, en la distinción entre lo humano como sujeto y la naturaleza como objeto sobre el cual se actúa.

En el marco de esta separación, la civilización se identificará con la razón; mientras la naturaleza –entre ella, las “pasiones” del cuerpo, sus urgencias y ¡hasta su expresividad!– como la barbarie.

El desarrollo de visiones alternas es importante en la lucha contra la colonialidad y el racismo que esta ideología sustenta… Analizando algunos de los avatares de los bailes caribeños, sus significados socio-culturales, sus elaboraciones artísticas y su intensidad expresiva y comunicativa, intento resaltar en este libro lo que hay en éstos de camuflado alegato por una revisión de concepciones que posibilite una relación más democrática y enriquecedora entre cuerpo y cultura.
-Quintero Rivera, Ángel G.-
En 1998, luego de unos quince años intensos de investigaciones, reflexiones y análisis, publiqué el libro ¡Salsa, sabor y control! Sociología de la música “tropical”. Titulé su primer capítulo –inspirado en uno de los mejores escritos existentes sobre la música del Caribe, Del canto y el tiempo del maestro Argeliers León[1],– “Del canto, el baile… y el tiempo”[2]. Aunque –añadiéndole el baile al “concepto” de Argeliers León– atisbaba ya su importancia, en realidad ¡Salsa, sabor y control! concentra su intento de impugnar la colonialidad del saber eurocéntrica, en lo sonoro: concretamente, en las concepciones del tiempo que lo sonoro expresa.

A partir de la aparición de ¡Salsa, sabor y control! se me invita frecuentemente a resumir, ampliar o reformular sus argumentos en seminarios, foros, conferencias o publicaciones colectivas. Cuerpo y cultura surgió originalmente de ese proceso, donde fui trasladando el foco de atención, de lo sonoro a lo danzante; o más bien me propuse a analizar su inseparable interrelación. Reúne cinco ensayos bajo el hilo conductor de la importancia del baile para una segunda impugnación subversiva a la “cárcel de larga duración” del eurocentrismo racista: el cuerpo (y su naturaleza) como sujeto, como generador de cultura, de expresividad, comunicación y elaboración estética…

Cuerpo y cultura abre con el Paseo, que subtitulo “Baile y ciudadanía”. Este sirve para introducir la temática y las tesis centrales del libro. Presenta el papel central del baile en la conformación de aquellas identidades sociales a través de las cuales se configuró el mundo civil en países caribeños, como Puerto Rico. Analiza cómo el carácter descentrado de la musicalidad afro-americana facilitó el reencuentro entre el canto y el baile que la separación mente-cuerpo de la modernidad “occidental” había lanzado por rumbos opuestos.

Los primeros acordes de la próxima sección o Merengue, profundizan sobre la “teoría” de las músicas “mulatas” …exponiendo de manera más sistemática y amplia esa dinámica hibridación enriquecedora. Está redactado, como el libro en su totalidad, para un público lector general que, comúnmente, desconoce la notación musical y ciertos términos especializados de la musicología.

Sin embargo, quisiera también que músicos y musicólogos puedan aprovechar para su especialidad las investigaciones, análisis y reflexiones de un sociólogo versado, al menos rudimentariamente, en música y etnomusicología. El Merengue intenta, por lo tanto, un balance... Incorporo algunas partituras y conceptos especializados, advirtiéndole al lector general que no por ello podemos seguir bailando juntos. Pues, además de que intento traducir para todos los significados fundamentales de las especificidades, el propósito principal de esta sección consiste en presentar una historia social abarcadora de esas danzarias músicas “mulatas”, desde las primeras contradanzas y habaneras del siglo XIX hasta el reggaetón de comienzos del XXI.

Dicho cuadro panorámico… nos permite ubicar en un contexto latinoamericano amplio las investigaciones más específicas que se presentan en la sección final o el Jaleo a tres tiempos.
Cocolo al fin, elaboro mis repiqueteos del Jaleo siguiendo la libre y espontánea combinación de formas de la ensalada híbrida salsera. Entre los maestros profesionales del ya globalizado baile de salsa, existe hoy una polémica en torno a si debe el bailador iniciar sus pasos con el primer o el segundo tiempo de la clave o el compás, como supuestamente se acostumbra en el primer caso en Cuba y en el segundo en Nueva York. Otros meticulosos folkloristas argumentan que incluso “más correcto” sería seguir una variación alterna que denominan “clave tres”, “bailar en tres” o en contratiempo.

La bailarina, coreógrafa, maestra e investigadora Juliet McMains, visitando numerosos encuentros bailables en Cuba y en Puerto Rico, concluyó muy honestamente que esta polémica debió haber sido más bien fomentada por el comercio de las escuelas de baile, pues en ambas “cunas” de la tradición de esa particular manera de hacer música, contradiciendo las agrias polémicas formalistas de los “profesionales”, en realidad los bailadores entran a veces en el primer tiempo, otras veces en el segundo y, en ocasiones, en contratiempo (o en tres) de manera muy libre[3], siguiendo espontáneamente su intercomunicación con su pareja y con la música. De hecho, recalca que
Unlike in the U.S. where a dancer is expected to maintain the rhythm with which he starts for the duration of one song, dancers (in the Islands) regularly shift rhythms within the same song, often responding to “gear shifts” in… music.

Partícipe de esta tradición que se ha negado a “encajonar” su salsa, que desafía en su práctica espontánea los “moldes” de los “profesionales”, los tres piquetes del Jaleo de Cuerpo y cultura inician su argumentación –siempre sincopada– en distintos tiempos: el primer Repiqueteo del Jaleo que es el más orientado a la polémica de los orígenes entra en uno, como la salsa en la cual insiste el bailarín profesional puertorriqueño más históricamente orientado, Tato Conrad.

El segundo Repiqueteo, siguiendo el swing de Ismael Rivera no podía sino iniciar a contratiempo, un poco antes del primer compás, simulando o evocando la anticipación del bailador al piquete del tambor subidor en los bailes de bomba (el más afro-antecedente puertorriqueño de la salsa). Y el tercer Repiqueteo, que aborda el tema de la globalización migratoria, se estructura en dos, como el estilo que globalizó por el mundo el coreógrafo Eddie Torres desde Nueva York…

En el primer piquete… “El merengue de la danza” se examinan minuciosamente los problemas de investigación comparativa en torno al surgimiento del baile en parejas en las Antillas hispánicas. Con las fuentes documentales disponibles, se escudriña el tipo de sonoridad sobre el cual el baile de parejas engarzadas fue constituyéndose (ritmos, forma, conjuntos instrumentales…) y sus maneras “correspondientes” de expresividad corporal (“escobilleo” versus tipo columpio) para, sobre todo, analizar sus significados para las relaciones de clase, “raza” y género en la formación de sus culturas cívicas y concepciones nacionales respectivas.

El segundo piquete, “El swing del soneo del Sonero Mayor”, profundiza en la relación entre el canto y el baile. Analiza cómo el arte de improvisación vocal de Ismael Rivera (sus rimas, métricas, repeticiones, sorpresas…) está indisolublemente vinculado a la memoria de los giros expresivos del baile de bomba, el género musical-bailable puertorriqueño más cercano a su herencia africana.

Maelo soneaba como si estuviera bailando, o repiqueteando el tambor subidor en diálogo con la expresividad coreográfica. Este “capítulo” nos trasporta a mediados del siglo XX, cuando la transformación “desarrollista” que Puerto Rico atravesaba tornaba más transparente la importancia de una de las problemáticas centrales de los conglomerados humanos en la modernidad: la relación entre comunidad y sociedad, que manifestaba de manera dramática la combinación de intensidad barrial y mediática de Cortijo y su combo. La rápida popularidad del combo –con el canto danzante de su sonero–, por numerosos barrios populares de la América “mulata” (en muchos de los cuales es todavía recordado y venerado), atestigua que las complejas relaciones entre lo comunal y lo social trascienden la realidad nacional inmediata de donde emergen.


El Repiqueteo final retoma el análisis de la relación entre la expresión vivencial barrial y la difusión internacional, a través del estudio de la “globalización” de la salsa. A comienzos del siglo XXI, según la información disponible, se manifiesta un interés mayor en aprender a bailar salsa que ningún otro género bailable alrededor del mundo. Por otro lado, la música salsera que el mundo baila sigue todavía produciéndose principalmente en los países hispano-caribeños y entre su diáspora neoyorkina. Su difusión “globalizada” no le ha erradicado su historicidad.

Ello es importante para comprender las posibilidades de expresividad cultural del baile; no como mera encadenación virtuosista de movimientos y acrobacias, sino como ínter-comunicación corporal de emociones y saberes. El reconocimiento de su significación cultural no tiene que atarnos a un etnocentrismo. Al contrario, es evidente en la práctica salsera que emociones y saberes engendrados en un contexto cultural concreto toquen fibras de sensibilidad que como humanos compartimos internacionalmente a nivel epocal.

El estudio de la difusión salsera nos ilumina también respecto al carácter de esas fibras de sensibilidad compartidas. Emergiendo principalmente desde la emigración latino-caribeña a Nueva York, en lugar de ir paulatinamente incorporándose al melting pot de la cultura estadounidense, frente a y dentro de ¡la cultura dominante de la “globalización” contemporánea!, ha ido “latinocaribeñizándose” aún más en su proceso “globalizador”. Contrario a como fue en sus orígenes, se produce más salsa hoy en los países latino-caribeños (incluyendo, siempre, los continentales: Colombia, Venezuela, Centroamérica…) que entre sus emigrantes a los Estados Unidos.

Las investigaciones que recogen los repiques… representan diversos acercamientos al estudio de la relación entre música, baile y sociedad… El Repique en uno es buen ejemplo de un trabajo de sociología histórica, elaborado fundamentalmente sobre fuentes documentales, y las preguntas que a dichas fuentes le formula el análisis de los procesos sociales.

El Segundo Repiqueteo incorpora cierto sesgo etnográfico a través, por ejemplo, de entrevistas grabadas a personas que vivieron algunos de los procesos analizados, y al intento de reconstrucción de la cotidianidad barrial cangrejera combinando fuentes orales y documentales para historias de vida de los compositores y músicos de Cortijo y su combo. También se aventura (para la lírica popular) en el análisis de recursos “poéticos” (rimas, métricas, metáforas…) al examinar muchos de los discos que grabaron los soneos del Sonero Mayor.

Finalmente, el último Repiqueteo incorpora el análisis estadístico del más completo catálogo comercial de grabaciones de salsa que encontré (en los últimos años del siglo XX, impreso y, a partir del 2000, en Internet; donde también escudriñé, con la ayuda de estudiantes, la existencia de escuelas y maestros de salsa por el mundo).

-Foto: Grabación vídeo-clip de Benicia Cardenas. Cali, Colombia -

…Cuerpo y cultura se honra en incorporar como “Presentación” introductoria un ensayo de Aníbal Quijano, a quien considero como uno de los más importantes académicos del último medio siglo a nivel del mundo entero, en las luchas de la humanidad por una sociabilidad más justa, heterogénea y enriquecedora.

El crítico dominicano Pedro Henríquez Ureña, uno de los más importantes intelectuales latinoamericanos de la primera mitad del siglo XX, fue uno de los primeros en intentar (ya en 1929) una aproximación cultural continental a las músicas de América, adelantando observaciones agudas sobre las que acá denomino “músicas mulatas”[4]. No obstante su contribución pionera, dieciséis años después afirmaba en un periódico en Buenos Aires:
La cultura colonial… no fue mero transplante de Europa… sino en gran parte obra de fusión… (Hasta aquí coincido plenamente; pero seguidamente añade:) En lo importante y ostensible se impuso el modelo de Europa; en lo doméstico y cotidiano se conservaron muchas tradiciones autóctonas[5].

En una historia marcada por la dominación colonial y el camuflaje del cimarronaje, lo doméstico y cotidiano no podían ser ostensibles, aunque sí fueran, como entiendo, parte fundamental de lo importante, o base desde donde se constituye lo que Henríquez Ureña, como muchos intelectuales de su época, calificaban de “importante”. Este libro, Cuerpo y cultura, que también pretende una aproximación cultural continental, quisiera contribuir a hacer ostensible la importancia de la subversión –doméstica y cotidiana– de los bailes de esa obra de fusión americana que he tenido la osadía de llamar “mulatería”. Intenta demostrar que lo doméstico y cotidiano no sólo “conserva”, sino dinamiza las cambiantes “tradiciones” que posibilitan un enriquecimiento cultural inseparable del arte comunicativo entre cuerpos danzantes.

Notas:
[1] La Habana: Ed. Letras Cubanas, 1984 [1ra ed. 1974].
[2] ¡Salsa, sabor y control! Sociología de la música “tropical”, México: Siglo XXI editores, 3ra edición 2005 [1ra ed. 1998], pp. 32-86.
[3] “Finding the Beat: the Rhythmic Controversies in the Salsa Dance Industry” en Darío Tejeda y Rafael Emilio Yunén, eds., El son y la salsa en la identidad del Caribe, Santo Domingo: Centro de Estudios del Caribe y Centro León, 2008. Vea también en el mismo libro, de Sydey Hutchinson, “Bailando en su lugar: cómo los salseros crean variantes locales de un baile global”.
[4] “Música popular de América” (1929) reproducido en Boletín de Antropología Americana 9, julio 1984.
[5] Según citado por Arcadio Díaz Quiñones, Sobre los principios, Los intelectuales caribeños y la tradición, Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2006, p. 62 (paréntesis, obviamente, añadido).

-Foto: Grabación vídeo-clip de Benicia Cardenas. Cali, Colombia -
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SOBRE EL AUTOR

En 1998 Quintero publicó el libro “¡Salsa, Sabor y Control! Sociología de la música tropical”, además de haber publicado otros libros, ensayos, artículos y conferencias sobre diversos tópicos de la cultura de nuestras tierras, en especial el Caribe.

Nacido en 1947, Quintero creó a comienzos de los 70s el Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad de Puerto Rico, entidad a la cual ha estado ligado por muchos años como catedrático.

En el Perú, Quintero Rivera ha cultivado muchas amistades, siendo una de ellas el también reconocido sociólogo Aníbal Quijano, con quien asistió nada menos que al entierro del gran Rafael Cortijo en 1983.

Científico social y humanista, don Angel tuvo la gentileza de responder a nuestro llamado, interesados por su libro más reciente: “Cuerpo y Cultura, las músicas mulatas y la subversión del baile”.

Atento a nuestras inquietudes, nos ha autorizado publicar unos fragmentos del prefacio de su nueva obra, en la cual podemos tener una idea bastante buena de lo que ésta intenta y del carácter y estilo de su contenido.

Agradecemos a esta figura tan importante del quehacer cultural caribeño la atención que ha tenido para El Blog y La Radio de El Salsero y los invitamos a Ustedes a adquirir “Cuerpo y Cultura, las músicas mulatas y la subversión del baile”, disponible en Perú en la Librería El Virrey de Lima y también a través de amazon.com

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